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martes, 23 de julio de 2013
lunes, 22 de julio de 2013
El tango es la música y la danza por excelencia del Río de la Plata
El tango es la música y la danza por excelencia del Río de la Plata , y no de un país
exclusivamente. ¿Qué es el Río de la
Plata ? En primer lugar, por supuesto, un enorme río - el más
ancho del mundo- formado a partir de la desembocadura de otras dos grandes
corrientes de agua: el Paraná y el Uruguay. Es, además, una zona geográfica que
comprende todo el territorio uruguayo y las provincias argentinas litoraleñas
(por ejemplo, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos). Por último, es un "área
cultural" - como podría serlo Escandinavia o el Maghreb-compuesta por dos
pueblos que comparten orígenes comunes - inmigratorios, en su mayoría- , que
hablan sustancialmente la misma lengua - aunque con matices de tonos y de
acentos- y que cultivan valores semejantes, independientemente de su diversa
trayectoria histórica y política.
Pues bien, el tango nació en esa "área cultural" en el
último tercio del siglo XIX, sin que pueda determinarse fehacientemente lugar,
día y hora, porque ese nacimiento es la consecuencia de un largo proceso
histórico y sociológico. Ni la
Argentina ni el Uruguay - si hablamos responsable y
seriamente- pueden reivindicar ningún derecho de primogenitura en la materia.
Por el contrario, los dos países rioplatenses pueden invocar similares razones
para considerarse, al mismo tiempo, la patria común del dos por cuatro. ¿Por
qué? Porque fueron los mismos factores, durante la misma época, que operaron en
las dos orillas del río "grande como mar" (el
"Paraná-Guazú") y, en especial, en las dos ciudades-puerto,
Montevideo y Buenos Aires, para dar a luz el tango.
El éxodo del paisaje gaucho hacia las ciudades, la nostalgia de
los inmigrantes - en gran parte italianos- que, felizmente, nos invadieron; el
deseo de diversión de los marineros que recalaban en nuestros puertos y nos
aportaban ritmos de ultramar (la "habanera", por ejemplo); la alegría
de los antiguos esclavos que descubrían su libertad; los salones de baile y los
prostíbulos, donde se juntaba todo ese material humano para olvidar un poco los
sinsabores de la vida y a los cuales concurrían también los obreros de los
mataderos (después frigoríficos) y los "niños mal" de las
"familias bien"... Allí en la zona portuaria y en los arrabales
porteños y montevideanos nació el tango. Y fue un uruguayo - Enrique Saborido-
quien compuso el primero, cuyo éxito desbordó los estrechos límites del
suburbio, disimulando sus orígenes prostibularios o "non sanctos":
"La Morocha ".
Tango que fue dedicado a la hermosa Lola Candales, cantante y bailarina,
uruguaya también. Fue también un compatriota, Alfredo Gobbi, originario de
Paysandú, quien, con Angel Villoldo (a quienes algunos consideran uruguayo)
hizo desembarcar el tango en París, en 1907. Y de ahí a la conquista del
mundo...
No puedo dejar de citar a quien dirigió durante 50 años la más
popular orquesta "típica": Francisco Canaro, alias
"Pirincho", uruguayo de San José. Y fue también otro compatriota,
Gerardo Matos Rodríguez, quien compuso (Montevideo, 19 de abril de 1917) el
tango más célebre de todos los tiempos, el que se escucha en cualquier lugar
del mundo - desde el metro de París hasta la Plaza Roja de Moscú- y
que, a justo título, consideramos como nuestro segundo himno nacional: "La Cumparsita ". Y
dejo para el final de esta breve reseña al más grande de los intérpretes del
tango-canción, cuya voz resuena hoy entre nosotros, que la escuchamos con
emoción y pasión, porque nos llega hasta lo más hondo de nuestra alma: Carlos
Gardel, uruguayo de Tacuarembó y rioplatense de corazón, que "cada día
canta mejor".
¿Por qué, entonces, si las cosas son así - y se pueden demostrar
con abuntante bibliografía y documentación que no corresponden en esta rápida
síntesis- se desconoce o ignora el origen también uruguayo del tango y nuestra
enorme contribución a su difusión mundial? Podemos intentar un par de
explicaciones, con la salvedad de que, ya en 2001, no hay tantas excusas para
ese desconocimiento, injusto y equivocado.
La primera. Buenos Aires es una gran ciudad de más de 10 millones
de habitantes, mientras que Montevideo no llega a un millón y medio: relación
de casi 10 a
uno que se arrastra desde la
Colonia. La capital argentina ha sido y sigue siendo un
enorme mercado y un polo de atracción artística, como lo es París para los
belgas, los suizos, los quebequenses y demás francófonos. Además de los
numerosos lugares en que se bailaba y escuchaba el tango, Buenos Aires era la
sede de una poderosa industria cinematográfica que difundía sus películas - con
tango incluido- por toda América Latina y España. De ahí a pensar que
"Buenos Aires = tango" no había más que un paso...
La segunda. Montevideo no tenía cine propio - apenas comienza a
tenerlo en la actualidad- y tampoco casas grabadoras de discos. Había que
viajar a Buenos Aires, donde se radicaban las filiales de las más importantes
disquerías de Estados Unidos o Europa, para poder grabar. Recién en 1941 se
fundó nuestra primera casa grabadora: "Sondor".
Eramos los parientes pobres del tango porque las circunstancias
materiales - menos población, menos riquezas, menos desarrollo tecnológico- no
nos favorecían. Pero no lo éramos - ni lo somos- en relación a la inspiración y
al talento de nuestros músicos, ni a la calidad de sus compositores, ni tampoco
a la gloria que los mismos adquirieron en todo el mundo.
Para terminar, podemos afirmar, en alta y clara voz, que el tango
no es - no lo fue nunca- patrimonio exclusivo de una ciudad ni de un país. Es
la música y la danza urbana más representativa de una región y una cultura, las
del Río de la Plata ,
que es argentino y uruguayo por partes iguales. Esta es la verdad, toda la
verdad, nada más que la verdad.
("El Mercurio", 15.01.01.)
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bailar Tango con Tangobica,
Dr Leon Gerner
EL TANGO EN GRANADA
Introducción
Desde la antropología se ha estudiado en abundancia la
estructura, el origen, el sentido simbólico, etc., de danzas típicamente
tribales o rituales, propias de pequeños grupos; o bien se ha realizado
aproximaciones a danzas comunitarias de tradiciones centenarias.
Sin embargo, el estudio de bailes estrictamente urbanos
(entre los que el tango es uno de los mayores y mejores exponentes) y
practicados necesariamente en pareja, se ha venido orientando en mayor medida
desde perspectivas diferentes (el estudio de la técnica desde la motricidad o
el arte, el de su historia desde la historiografía, el de su música desde la
musicología...).
El tango es ante todo una danza nacida en determinados
lugares muy concretos, lugares fluviales (es decir, los variados márgenes del
Río de la Plata ;
el tango es tan argentino como uruguayo; o, mejor dicho, es tan de Buenos Aires
como de Montevideo; se ha hablado del tango como de un "archipiélago de
ciudades de países distintos cuya capital es Buenos Aires" (1)). Nacida
también en contextos históricos muy determinados, con variables peculiares. Ha
adquirido sin embargo -y es muy probable que esto se deba precisamente a tal
especificidad- una indiscutible proyección en continentes muy distintos del que
la vio nacer; asimismo ha desarrollado un estilo musical propio altamente
complejo, con múltiples implicaciones y derivaciones. Posee una historia, más
que larga, interesante y variopinta.
En Granada, hoy, año 2003 y bien lejos del Río de la Plata , existe una importante
afición a este baile-música-vivencia, relevante no tanto por su número de
afectos cuanto por la pasión y la intensidad con que éstos se han entregado a
él. Nos resultó interesante desde el principio realizar una aproximación
concreta, un pequeño estudio de caso, a la representación que posee hoy el
tango en Granada. Por un lado nos hallamos con los hechos objetivos de que en
esta pequeña ciudad se celebra, desde el año 1989, un Festival Internacional de
Tango, reconocido como uno de los más prestigiosos del mundo, y de que asimismo
aquí se convocó la II Cumbre
Mundial del Tango en 1993 (2) ("Desde Granada el tango convoca
ciudades").
La vida y el interés que el tango suscita en Granada quedan
patentes en este tipo de eventos; es obvio que no significa lo mismo que Berlín
o París lleven adelante un Festival Internacional de Tango que el hecho de que
lo haga aquella ciudad (3). Pero nuestras aspiraciones investigadoras no han
sido tan ambiciosas como lo sería la pretensión de realizar una crónica
detallada del tango en Granada o una historia de sus precursores, de su génesis
o de su evolución (queden este tipo de interrogantes como indagaciones
potenciales futuras). Nos hemos centrado, pues, en la experiencia concreta del
aquí y ahora de los bailarines, hombres y mujeres, que cada martes dan vida y
sentido al tango en Granada, y que en última instancia posibilitan que esta
danza haya adquirido, a través de los años, la corporeidad y la personalidad de
las que hoy goza en este lugar.
La danza del tango, como eminentemente urbana que es, ha de
desarrollarse en un determinado "local" (que puede ser al aire libre,
incluso, como en los "conventillos" (4) porteños de sus comienzos).
En Granada este lugar se llama La
Tertulia , un bar con intensa vida cultural, fundado en 1980
por Horacio Rébora -argentino, por supuesto- y donde se imparte clases y se
baila tango los martes por la noche.
Existe hoy otro lugar donde se baila tango en esta ciudad,
un local llamado El Continental, que también ofrece clases y milongas los
jueves, pero nos hemos centrado en la vivencia de la milonga en La Tertulia , ya que este bar
y esta milonga se hallan directamente vinculadas con el Festival de Tango y, en
general, con la vida, la génesis y el impulso del tango en Granada.
Los objetivos de nuestro estudio pasaban por indagar qué
buscan concretamente las personas que se aproximan al tango en La Tertulia de Granada, qué
pueden hablar y vivir ellos en torno al tango; es decir, la utilidad y la
funcionalidad que encuentran en el baile y las motivaciones que les animan.
Pretendíamos analizar los componentes emotivos experienciales y, en función de
ello, valorar las diferencias sociodemográficas entre las personas bailarinas
de tango. Nos interesaba también el análisis del contexto físico y relacional
donde se desarrolla el baile y el tipo de relaciones que se establece entre los
bailarines y las bailarinas..
Para esto, los parámetros y las variables (operativizadas)
que nos propusimos emplear fueron los siguientes:
- el estudio de la distancia interactiva habitual entre
géneros y cómo se ve alterada o transgredida en el baile del tango;
- el estudio del vestuario, maquillaje y calzado (modos de
embellecimiento, especialmente en la mujer);
- reguladores de conducta como tipos de saludo, despedidas,
etc.;
- el estudio de la conducta visual;
- el estudio del paralenguaje;
- la percepción sensitiva del entorno;
- la conducta táctil;
- el análisis de gestos en contextos y situaciones
pertinentes;
- el registro de variables sociodemográficas como el sexo,
el estatus, la edad, etc.
Práctica metodológica
La metodología (técnicas de obtención de datos y medios o
instrumentos necesarios) que nos propusimos emplear en nuestro proyecto inicial
fue la siguiente:
- realización de entrevistas personales (semiestructuradas)
a distintos informantes, registradas mediante grabadora. Para ello, creación de
un protocolo de entrevista;
- empleo de un diario de campo cronológico -que comenzaría
el día 4 de marzo, con la primera observación- y un diario de campo temático,
ambos interrelacionados como es evidente;
- observación participante, de la que se iría dando cuenta
mediante los distintos diarios y notas de campo;
- análisis textual-simbólico de letras de tango (en relación
con tópicos tangueros y categorías simbólicas implícitas que pudiera hallar en
determinadas letras);
- toma de fotografías de milongas, clases, etc.;
- búsqueda documental (también en Internet).
Para llevar a cabo las observaciones elaboramos un
cronograma en torno a los tres meses destinados a la observación, a saber,
marzo, abril y mayo. Se dedicaría unas dos o tres horas aproximadamente los
martes a la observación en La
Tertulia ; también, hasta finales de abril, durante los
sábados se realizaría observación participante en un curso de tango (clases) de
tres horas de duración por cada sesión (de cinco a ocho de la tarde, cada
sábado; yo tomaba clases también como bailarina).
Aleatoriamente, se acudiría asimismo los jueves a El
Continental (a partir de las nueve de la noche) y al Festival Internacional de
Tango de Granada, celebrado entre los días 19 a 23 de marzo.
Hasta ahora hemos expuesto con detalle la metodología
propuesta en un principio; naturalmente, la práctica del trabajo de campo en su
conjunto ha ido modificando por necesidad determinados términos de aquella
propuesta, haciéndola de un lado más realista y, de otro, más fructífera.
Sobre el registro de la información hemos de reseñar que,
finalmente, no se empleó la grabadora como se propuso en un principio; los
motivos para que el registro se haya llevado a cabo mediante notas manuales son
los siguientes:
- imposibilidad física de grabar con claridad en un local
como La Tertulia ,
un bar donde hay música -tango, de hecho-, ruido de ambiente, conversaciones
cruzadas... Podría haberse logrado esa claridad mediante el uso de un
micrófono, pero no creímos conveniente esto por la siguiente razón que
aduciremos;
- inconveniencia o impertinencia de hacer uso de una
grabadora (con lo que de "formal" implica, inevitablemente, para
muchas personas no acostumbradas a que las graben) en un contexto eminentemente
lúdico y distendido como es el de la milonga. Pronto aprehendí que los
informantes con quienes trababa contacto solían ponerse algo rígidos con el
tema de ser grabados, incluso con la idea de realizar una entrevista demasiado
formal. Por esta razón igualmente la entrevista semiestructurada fue
desarrollada solamente con unos cuantos informantes clave; tampoco creí
oportuno solicitar de ellos un día y un lugar distintos de los martes en La Tertulia para llevar a
cabo la entrevista, ya que se prestaron a colaborar dentro del mismo local y
algunos ni siquiera viven en la ciudad (han de desplazarse para venir aquí,
etc.).
Sobre la técnica de las conversaciones abiertas, que no fue
propuesta en un principio, he de decir que ha constituido una de las grandes
fuentes de información para mí. Ha consistido precisamente en conversaciones
abiertas mínimamente dirigidas por mí, con distintos informantes y en
consonancia con ese ambiente lúdico y distendido al que me refería. Se trataba
simplemente de hablar, comentar con distintas personas la historia
"tanguera" de cada cual; hemos podido conversar con y acceder así a
personas de distintos sexos, edades, profesiones, estatus, etc.
Este es un ejemplo notorio de cómo las condiciones
específicas del campo, de cada contexto y experiencia concretos, varían
enormemente de la predicción ideal a la realidad, y cómo ésta misma ayuda al
investigador a reformular los términos de su trabajo, ya sean metodológicos, ya
sean incluso de contenido. Opino, pues, que si bien las condiciones reales
pueden en ocasiones presentar problemas en la búsqueda de información, en
muchos casos constituyen más bien ayudas orientativas para el que busca. En mi
caso he agradecido toparme con los términos exactos de la realidad de las
milongas en La Tertulia ,
porque eso me ha ayudado a precisar el cariz de mis propios interrogantes y
técnicas metodológicas.
Así, las conversaciones abiertas e informales con las
distintas personas bailarinas insertadas en el contexto mismo de la milonga,
donde no presentaba mis preguntas de un modo formal, han resultado tan
informativas como las entrevistas semiestructuradas propiamente dichas.
La observación participante se realizó en las fechas
previstas, con excepción de eventualidades causadas por días festivos o problemas
personales (algún martes, jueves o sábado he estado enferma o fuera de Granada)
y se ha reflejado en las notas de campo, en la generación de redes de
información (por ejemplo, en el caso de las entrevistas realizadas a las dos
parejas de informantes clave el día 6 de mayo, sucedió que en un principio
habíamos concertado la cita sólo con uno de los dos matrimonios, pero son
amigos entre sí y se lo comunicaron, de modo que finalmente pude contar con
cuatro personas cargadas de información y experiencias en lugar de con dos),
etc.
Me he aproximado al análisis (textual) de múltiples letras
de tango, hallando diversos modos de interpretación en distintos libros.
Finalmente desarrollé algo más ampliamente el análisis de tres tangos concretos
("El Choclo", "La
Cumparsita " y "Por una cabeza"), porque pienso
que condensan en buena medida gran parte de los tópicos fundamentales del
tango. Se especificará en su momento.
Por último, sobre la toma de fotografías hemos de decir que
en un principio proyecté hacerlo yo misma durante alguna de las sesiones de
observación; de este modo podría incidir en los aspectos que juzgara más
pertinentes: posturas, zapatos, gestos, el local mismo... Pero hubimos de
solventar una eventualidad: mi cámara se estropeó, y utilizar otra cámara
prestada tampoco resultaba conveniente -porque hemos de reconocer mis escasas
dotes fotográficas-. De modo que, ya que descubrí que había grandes y
entusiastas fotógrafos de las milongas entre los informantes, decidí pedirles
fotos a ellos. Simplemente constituyen un recurso informativo más para el
lector, que podrá contemplar en el apéndice algunas imágenes interesantes sobre
milongas, pasos coreográficos, zapatos de tango o la misma Tertulia.
En la bibliografía puede consultarse la lista de libros,
páginas web y catálogos que hemos empleado para documentar y orientar parte de
nuestra investigación.
Se ha de destacar que los mismos informantes han resultado
de gran ayuda en este aspecto, ya que algunos de los libros más interesantes
para nosotros han sido precisamente editados por La Tertulia y nos han sido
facilitados por Horacio Rébora.
Mencionamos también la colaboración de otra de las
informantes clave, que por cuenta propia extrajo de Internet la página web
entera sobre "Los grandes del gotan" (5) y me la regaló,
constituyendo esta información prácticamente otro libro más.
Resultados
[Nota previa: nos vemos obligados a resumir mucho debido a
las limitaciones espaciales; de modo que no expondremos aquí con detalle el
estudio y el registro general de los informantes (ni siquiera de los estudiados
con mayor profundidad) que se llevó a cabo durante el trabajo de campo y que se
refleja en el informe final completo del mismo. Nos conformamos con exponer
resultados descriptivos y su comentario, sin más especificidad sobre las
"fuentes" humanas de los datos.]
- Sobre el desarrollo de las milongas de los martes:
"descripción densa"
Los sucesos habituales observados los martes en La Tertulia comienzan en
torno a las ocho y media de la tarde, con las clases impartidas por la pareja
de profesores. Estas clases tienen dos turnos; el segundo de ellos se inicia
sobre las nueve y media y está orientado a bailarines con un nivel más alto.
La asistencia a estas clases es muy variada; podemos hallar
parejas eventuales, desde muy jóvenes a hasta muy maduras, que han decidido
tomar unas clases esporádicas; encontramos también con bastante frecuencia
jóvenes extranjeros que estudian en Granada (durante medio curso académico, un
curso entero o incluso más tiempo como sucedió con uno de nuestros informantes,
llegado de Francia desde el año pasado y que decidió quedarse) y que muestran
un interés variable sobre esta danza.
Como los profesores nos informaron durante la entrevista, lo
más habitual es que se acerquen al tango las personas por este orden: primero,
mujeres, que son además las que muestran unos mayores entusiasmo y entrega por
el baile (según ellos esto puede observarse en cualquier otra danza de salón);
segundo, parejas de hombre y mujer (en muchos casos el primero persuadido por
la segunda; en otros casos, ambos por afición o pasión común hacia la danza);
en tercer lugar, y muy a lo lejos, hombres solos.
Aproximadamente a partir de las diez y media o las once de
la noche se dan por finalizadas las clases y la "pista" queda abierta
a los distintos bailarines que han ido llegando. Entrecomillamos la palabra
"pista" porque, en efecto, el espacio donde se baila el tango en La Tertulia no es en
realidad una pista; este local, como dijimos, constituye un bar-café además de
una milonga improvisada los martes, de modo que hay mesas, sillas y personas
que, sea martes o no, acuden simplemente a pasar un rato sin buscar el tango
exclusivamente. De modo que el lugar donde se baila es un espacio donde se ha
apartado, momentáneamente, algunas de las sillas y mesas de sus sitios
habituales en el mismo bar.
Este detalle posee más relevancia de la aparente en un
principio, porque convierte la "milonga" de La Tertulia en un fenómeno
peculiar dentro del contexto general del tango. Varios de los informantes, que
han vivido la experiencia de la milonga en otros lugares del mundo, contrastan
una y otra vivencia y llegan a afirmar que "lo que se hace aquí no es
milonga, sino más bien sólo clases". En efecto, en Buenos Aires o en Berlín
existe multitud de milongas variadas a diario -o casi a diario- en locales
específicamente destinados a la danza y con un espacio extenso para los
bailarines. La "pista" de La Tertulia constituye, pues, unapista improvisada;
a mí me interesó sin embargo desde el principio ese elemento impuro de la
milonga "de acá", esa hibridación de los tangueros en un lugar que no
desempeña sólo una función y donde ellos pueden coexistir con no-tangueros. Un
local donde sólo, siempre y exclusivamente se acude a bailar tango no admite
elementos extraños o diferentes; resulta, a mi modo de ver, más elitista. La
milonga de La Tertulia ,
con su pista improvisada que se hace y se deshace cada martes en ese sencillo y
rápido gesto de trasladar un mobiliario, se torna un lugar más cálido y
versátil o, como dijera Horacio Rébora acerca del tango, un "territorio de
acogida".
Como decíamos, al terminar las clases comienza el
"tango libre"; los bailarines empiezan a llegar disgregados, como
gotas de agua; algunos en pareja, otros en pequeños grupos, otros solos. Suelen
sentarse y pedir alguna consumición para empezar; hemos observado que las
consumiciones más habituales son los refrescos (con y sin alcohol, aunque no
suele consumirse una gran cantidad de bebidas alcohólicas destiladas) y el vino
tinto. No puede afirmarse, pues, que el consumo de alcohol desempeñe un papel
muy importante en el contexto donde hemos trabajado.
Así, los participantes de la milonga van llegando,
sentándose, pidiendo algo que beber y departiendo entre ellos. Se observa por
lo general cordialidad y proximidad entre los más habituales y también de ellos
hacia visitantes eventuales, generalmente extranjeros; la relación con los
profesores es asimismo fluida y denota contacto frecuente y cierta confianza.
Se saludan con besos y apretones de manos; los menos
conocidos, simplemente mediante un saludo verbal. Resulta evidente además, por
su trato, que las simpatías entre todos ellos no nos simétricas o similares;
esto sucede en cualquier ámbito de encuentro social y/o comunitario.
Los encargados de "pinchar" el tango son el
camarero y los profesores; el equipo musical está ubicado detrás de la barra.
En cuanto al tipo de tango que se escucha normalmente en La Tertulia , podemos decir
que suele ser un tango bastante tradicional y primordialmente instrumental, es
decir, no cantado. Los motivos para esto son varios y, en mi opinión,
principalmente enraízan en la facilidad para el baile: la dimensión pedagógica
de las milongas en La
Tertulia -de hecho, van precedidas por clases- es evidente, y
resulta más sencillo bailar un tango rítmico y cadencioso que algunas de las
modalidades más contemporáneas de tango (más arrítmicas o apresuradas) o un
tango cantado (6) que, aunque tradicional, siempre resulta menos uniforme.
Uno de los primeros gestos que observamos en ellos y ellas
cuando se sientan es el de quitarse los zapatos de calle y calzarse los de
baile. La cuestión de los zapatos de tango posee una relevancia fundamental: es
propio de las milongas de todo el mundo -y en la de acá, por supuesto- que los
bailarines no dancen con el mismo calzado que traen de la calle aunque éste
pueda ser, en realidad y en la práctica, lo suficientemente adecuado para la
danza. Todo el mundo (las mujeres prácticamente siempre y los hombres en menor
medida, aunque es muy frecuente que lo hagan) concede importancia a ese
elemento del calzado que, desde luego, no es cuestión baladí en el tango, donde
resulta clave poder resbalar bien en los giros pero no demasiado (la suela es
habitualmente de piel vuelta y ha de tratarse con una resina especial; el
interior, de otro tipo de piel, suele cuidarse también con polvos de talco),
donde el factor del glamour posee asimismo una importancia clave (de ahí la
estilizada línea de los tacones de aguja de la mujer, que pueden tener una
medida variable pero que no son cortos en ningún caso; y también el tacón
cubano del hombre, asemejado en algunos casos al zapato masculino de flamenco)
y donde, una vez que se ha aprendido a bailar "bien calzado", resulta
casi imposible hacerlo de otro modo.
Las razones para el cambio de zapatos poseen asimismo
motivos prácticos evidentes: traer el zapato de baile puesto de la calle lo
destrozaría en poco tiempo, ya que constituye un calzado especialmente delicado
y destinado a una pista de danza; la misma pista, además, puede ser de tal tipo
que para su correcta conservación sea conveniente el uso del calzado de danza
especial. Éste último motivo no es aplicable a la pista de La Tertulia , como podemos
colegir, de la que a veces los bailarines más duchos se quejan porque
"está pegajosa" (claro: es un bar) o "no resbala bien" o
"resbala demasiado".
Todo esto refleja, indudablemente a mi juicio, la
importancia que se le concede al baile y el cuidado que desarrollan los
bailarines en torno a él. El cambio de zapatos en la milonga que hemos
observado posee, pues, elementos casi ritualísticos, si seguimos la definición
de Cassirer del rito como "un acto socialmente repetido de significación
extraempírica"; de algún modo creo que hallamos esto en el proceso
descrito: no es materialmente imposible bailar tango calzado de otro modo (de
hecho, en los orígenes del tango naturalmente el zapato para bailar era otro y
existían cortes o modelos especiales para éste), pero los bailarines consiguen con
su práctica que esto casi llegue a ser así.
También fue observado el elemento de la vestimenta, donde
hemos encontrado variaciones. Lo más frecuente es que la gente vista con cierta
elegancia; muchas mujeres, incluso, de modo especialmente elegante, con un
cuidado especial en el maquillaje y el peinado; esto no depende de la edad, ya
que podemos hallar la misma atención en el tocado tanto en mujeres maduras como
en chicas muy jóvenes. Por otro lado, tampoco es extraño encontrar gente
vestida de modo más informal, con vaqueros y blusas o camisas, por ejemplo. Eso
sí, los zapatos son intocables; hemos observado muchas veces mujeres bailando
tango con tejanos y con zapatos especiales de baile.
Poco a poco, a veces muy rápido desde que llegan -si vienen
muy deseosos de bailar, lo cual suele suceder-, a veces más pausadamente,
empiezan a bailar. Existe la costumbre generalizada de que sea el hombre el que
"invita" a bailar a la mujer, pero en la milonga observada esto,
cuando se ha mantenido, ha adoptado eminentemente la forma de un gesto
"sobrante" gracioso, entre galante y tácito, ya que se da por hecho
que existe la confianza y la aceptación suficientes como para que sea la mujer
la que, en cualquier momento, tome la iniciativa. De facto, en la práctica se ha
observado como muy frecuente que ambos sexos indistintamente inviten a bailar,
al menos entre personas que se conocen y gozan de cierta confianza. Es cierto
que, cuando son desconocidos, existe el consenso tácito de que invite primero
el hombre, si bien esto se verifica escasamente en nuestra milonga porque la
mayor parte de la gente se conoce desde hace tiempo.
Cuando una pareja sale a bailar se asume que estará junta al
menos durante dos o tres tangos; se considera descortés cesar de bailar sin un
motivo al primer tango, tanto por parte de él como de ella. Es habitual que los
bailarines "respeten" esta suerte de norma consensuada no escrita y,
como nos contaron varios de los informantes, esto es común a las milongas de
todo el mundo.
Finalmente, entre la una y las dos de la mañana, a veces más
tarde, los tangueros empiezan a notar el cansancio y, recordando sensatamente
que hay que madrugar al día siguiente, van retirándose como llegaron:
dispersos, algunos solos, otros en pequeños grupos o parejas. Los últimos que
queden llevan a cabo junto a Marta y Manuel, los profesores -que suelen
aguardar hasta el final- la tarea de reconvertir otra vez la famosa
"pista" en espacio de bar habitual, reubicando sillas y mesas en sus
lugares propios. El camarero cambia el disco de tango por otro tipo de música,
tal vez flamenco, tal vez jazz -porque todo suene familiar (7)- y los
"habitantes" del tango granadino se despiden hasta la semana que
viene y la siguiente milonga.
- Sobre actitudes y motivaciones
Las motivaciones principales que existen entre nuestros
informantes para bailar tango son las siguientes:
- La curiosidad, como primer factor iniciático. Parece que
el tango ejerce una especial fascinación en muchas personas sobre otras
modalidades de baile de salón; como nos contaban los profesores, a menudo se
aproximan al tango personas muy distintas, a veces procedentes de otras
experiencias de baile y considerando el tango como el último y más retador
escalón, otras veces sin ningún tipo de experiencia dancística pero con una
imagen quimérica del tango como epítome del glamour, la pasión desatada y la
expresión corporal arrebatada.
- La diversión y el entretenimiento, operando entonces el
tango como un tipo de ocio análogo a otros; muchos informantes describían la milonga
de los martes como ese rato de "desahogo" entre semana que viene bien
para librarse del estrés y el intenso quehacer diario.
-La milonga como espacio festivo, ritual -frente a la
"desacralización" del baile moderno y de la vida en el mundo capitalista
en general-, en el que la gente puede desarrollar facetas como el elemento de
la elegancia y la coquetería personales; una pareja de informantes clave me
hablaba del gusto por el arreglo personal, por agradar a la pareja, por renovar
el cortejo, por usar determinados ropajes elegantes pero con matices de tipo
más provocativo o atrevido -no susceptibles de emplearse ni en la vida
cotidiana ni en otros espacios comunicativos de celebración más normativos,
como una boda-.
- El baile en sí como técnica; esto se ha observado en
muchos de los informantes. En algunos casos, incluso, se revelaba como una
conducta cuasi-elitista a la hora de escoger pareja para bailar; en otros
casos, en los que era una pareja sentimental la que se interesaba de este modo
por el tango, se podía observar una conducta "exclusivista" a la hora
de bailar, es decir, que las dos personas no bailaban con nadie más
(ciertamente, la destreza que esta danza requiere conduce fácilmente a que
pueda ser incómodo o escasamente satisfactorio el baile entre personas con
niveles distintos de dominio). Pero no podemos afirmar que exista una
correlación absoluta entre ese interés específico por el baile y aquella suerte
de elitismo artístico, ya que también hallamos casos de bailarines de este tipo
muy abiertos y prestos siempre a variar de pareja.
Las personas que nos han hablado más enfáticamente del tango
como una vivencia y una experiencia intensa -como reto técnico y humano- suelen
incluso distinguir entre los que bailan "para pasar el rato" y los
que "lo sienten"; parecen establecer un ineluctable hiato entre estos
dos tipos, concediendo al segundo una autenticidad y una pureza de las que
carece el primero. Asimismo es interesante recordar algo que afirmaba un
informante sobre la belleza femenina en el tango, y si ésta era o no un
"reclamo" para las peticiones de danza en la milonga: la belleza está
en el baile es decir, una mujer es bella en el tango si su danza es hermosa.
- El baile como vivencia específica de pareja, potenciándose
entonces valores como la unión entre las dos personas, el factor romántico y la
mezcla de la técnica y la comunicación entre los dos miembros de la pareja;
algunas parejas de informantes hablaban de la evolución que sucede cuando se
avanza mano a mano, entre dos cónyuges o amantes, en el mundo del tango,
explicando que primero suele acontecer una obsesión por el dominio de una
técnica coreográfica cada vez más compleja, deviniendo esto más tarde en un
actitud de mayor espiritualidad en la que la importancia radica más bien en la
madurez del estilo y la cadencia personales. Así, llegaban a afirmar que puede
conocerse si alguien baila bien viendo solamente cómo realiza un paso muy
sencillo; también mencionaron un dicho tanguero que sostiene que "una
figura se aprende en diez minutos; el paso básico, en diez años".
Es interesante destacar un comentario de algunos informantes
acerca de la unión de pareja en la danza; dado que conlleva tal grado de
intensidad, puede tanto unir comodesunir, si no existe fluidez; una de las informantes
afirmaba haber contemplado discusiones e incluso, con el tiempo, rupturas a
causa de los sucesivos conflictos originados por falta de acompasamiento en el
baile -y el contraste con un posible acompasamiento mayor con otras personas
distintas de la pareja-.
- El baile como vía de entablar relaciones amistosas, donde
prima la comunicación, la camaradería entre ambos sexos, etc.
- La milonga como espacio de "ligue", para conocer
gente en general y entablar relaciones sentimentales-amorosas en particular.
Hemos de matizar que, según la observación desarrollada, lo
más habitual es que las motivaciones constituyan una mezcla de todos los tipos
descritos; pocos buscan, de forma declarada e indiscutible, uno sólo de estos
puntos, si bien sí resulta fácil dirimir cuáles inciden más en cada persona y
en cada momento. Efectivamente, también el factor del momento posee una
relevancia crucial: la milonga, como experiencia viva que es, ofrece a cada uno
lo que en cada momento específico de su vida busca o precisa con mayor
intensidad; la misma persona, que es móvil, fluida y compleja en su estructura
por definición, puede buscar cosas distintas en instantes diferentes de su
vida, como los mismos informantes han expresado.
- Sobre el tango como reto humano y corporal: un lenguaje
Queremos dedicar un apartado especial a esta cuestión del
tango como lenguaje y de lo que hemos venido llamando la "semántica del
abrazo", porque ha resultado un tópico enfático en los comentarios de
nuestros informantes y posee, pues, una relevancia que no podemos pasar por
alto.
Ante mi pregunta sobre cómo habían podido cambiar, con las
transformaciones temporales, humanas, simbólicas, etc, las funciones que en la
actualidad desempeña el tango como danza, Marta -la profesora- respondió contundente
que no habían cambiado: "la misma función: la comunicación".
El elemento comunicacional del tango es ineludible, en un
sentido además específicamente lingüístico: el tango es vivido como un lenguaje
corporal compartido por los bailarines de cualquier lugar del mundo; los
distintos estilos de baile son, acaso, los distintosacentos pero no son lenguas
diferentes. El tango adopta así la forma, pues, de un espacio simbólico y
significativo común.
Pero tiene además otra peculiaridad, y es que el momento
preciso de la comunicación "corporal" sucede exclusivamente entre dos
personas; los informantes han incidido mucho en el aspecto de la mayor o menor
fluidez que puede existir dependiendo de la persona con quien se baile (y no
con respecto a su nivel coreográfico, por así decir). Afirmaban además que
constituye un reto técnico y humano, como indicábamos al principio, acompasarse
en un tango con otro cuerpo; el tango es un baile que implica por necesidad dos
agentes, y también por necesidad sólo dos agentes, es decir: bailar con
alguien.
Algunos de los informantes enfatizaron la cuestión del
primer momento de silencio antes de comenzar el movimiento del baile en un
tango; se dice que el tango es la única danza donde se bailan los silencios:
sucede que, en un momento dado -y al principio, cuando suenan los primeros
compases de la pieza- la pareja puede detenerse en el movimiento y aguardar el
siguiente instante de inspiración, simplemente mientras se balancean juntos con
levedad como acunados por la música. Como se puede comprobar,
lasespecificidades del tango como danza y vivencia son múltiples y variadas.
Es evidente que la transgresión de la distancia interactiva
habitual entre géneros que sucede en el tango resulta absoluta, casi violenta
para un observador ajeno. Mucho se ha hablado y escrito de la proximidad que
sucede durante la danza, de los sudores mezclados, de los alientos compartidos.
Marta -la profesora- suele mencionar a veces algo que su abuela aseveraba sobre
cómo se debía bailar tango: "sin que cupiese un rayito de luz entre los
cuerpos".
Como Juan Carlos Rodríguez escribe (1982), el
"agarrado" o abrazo del tango constituye en sus orígenes simbólicos
una "auténtica mímesis de coito (hoy tan significativamente en desuso: el
coito es tan fácil de realizar que resulta ridículo mimetizarlo: de ahí el
baile suelto y su autonarcisismo, etc.)". Naturalmente que el sentido que
hoy declaran darle al abrazo nuestros informantes es otro distinto; parece
haber quedado la forma, variando el contenido o la intención junto a la
variación de los usos sociales. Sin embargo, no debemos olvidar que una de
nuestras informantes (parte de una de las parejas Alfa y Beta; recordemos la
dimensión romántica que aportaban al baile) definió literalmente el tango
"como hacer el amor".
- Sobre el tango como "territorio de acogida"; las
colonias internacionale del tango
Ya hemos mencionado más arriba la dimensión lingüística del tango; ella
hace, naturalmente, que sirva de instrumento comunicativo entre sus hablantes
incluso cuando estos poseen lenguajes "verbalesdomingo, 21 de julio de 2013
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Leon Gerner:
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